Los efectos tóxicos de la exposición al plomo están bien fundamentados. El plomo no tiene ninguna función biológica en el cuerpo humano y una vez dentro, imita al calcio y se deposita en dientes y huesos, causando graves daños a casi todos los sistemas del cuerpo con un gran impacto en el sistema nervioso central y periférico, también a nivel gastrointestinal, renal, endocrino y en el sistema inmunitario. El cerebro, corazón, hígado, huesos y riñones son algunos de los órganos que se ven muy afectados.
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