Cuando hablamos de vitaminas como la C y la D, la mayoría estamos bastante seguros de por qué las necesitamos y qué funciones cumplen en el cuerpo. También estamos conscientes de que tener niveles bajos de estas vitaminas puede afectar nuestra salud de varias formas. Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de la vitamina K2.
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