Las siestas revierten el daño causado por la falta de sueño (SQ-9)
Nuestro cuerpo es una máquina increíble. Hasta cuando dormimos está trabajando, esforzándose y haciendo todo tipo de cosas increíbles tras bambalinas para mantenernos sanos y rejuvenecidos. Todos sabemos cómo una noche sin dormir nos puede dejar irritados, cansados y estresados. Esto se debe a que el sueño tiene un impacto directo en el funcionamiento de nuestro Sistema Nervioso Central, la autopista de información de nuestro cuerpo, y afecta a nuestro estado de ánimo, equilibrio interno, y a nuestras habilidades cognitivas y de toma de decisiones. La privación de sueño se suele mencionar como una de las razones principales que causan accidentes de tráfico y aéreos. De hecho, dos de los desastres nucleares más trágicos de la historia reciente como el de Three Mile Island en 1979 y el del reactor nuclear de Chernobyl en 1986 han sido relacionados con la privación de sueño.
La privación de sueño también crea un desequilibrio en las vías metabólicas, hormonales e inmunitarias. Quienes no duermen lo suficiente por largos períodos están predispuestas a desarrollar diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, colesterol alto, inflamación e incluso trastornos como depresión y ansiedad. Estas condiciones afectan nuestra calidad de vida y pueden reducir nuestra expectativa de vida.
Parece que dormir tiene un papel más importante de lo que pensamos en nuestra salud en general. Sin embargo, dormir lo suficiente puede ser un reto en este mundo moderno y siempre cambiante: largas horas de trabajo, adicción a los teléfonos móviles y cambios en el estilo de vida son todos aspectos que están contribuyendo a tener déficits en el sueño, resultando en consecuencias en la salud.
¿Una siesta corta ayudaría?
Puede que pensemos que las siestas cortas son para los bebés, las embarazadas o las personas mayores pero debe haber una razón por la que compañías globales innovadoras como Google y Apple promueven el concepto del poder de las siestas reparadoras durante horas laborales. Los estudios muestran que si estas siestas se toman por menos de 30 minutos pueden recuperar la alerta y la eficacia mental, mejorando el rendimiento y la productividad [1] [2].
Si dormir la siesta tiene un efecto positivo en la alerta mental, ¿tiene el mismo efecto sobre el estrés y el sistema inmunitario? Un estudio de 2015 publicado en la Revista de Endocrinología Clínica y Metabolismo reveló algo nuevo en este aspecto. El artículo ofrece evidencia sustancial de que «hacer la siesta tiene efectos que alivian el estrés y a nivel inmunitario» y que incluso revierte los efectos adversos que dormir poco tiene sobre nuestros sistema neuroendocrino e inmunitario.
Los efectos de dormir la siesta en la inmunidad y el estrés neuroendocrino
Los investigadores analizaron muestras de orina y saliva de los participantes para entender el impacto de la privación de sueño y las siestas en los niveles hormonales. El estudio demostró que cuando a los participantes solo dormían por dos horas en la noche, presentaban un aumento en los niveles de noradrenalina, una hormona del estrés implicada en la respuesta de «lucha o huida» del cuerpo. También presentaron una disminución en los niveles de interleucina-6, una proteína que ayuda al cuerpo a lanzar su respuesta inflamatoria contra ataques de virus o lesiones. Esto sugiere que la falta de sueño afecta la respuesta de estrés e inmunitaria del cuerpo. No obstante, cuando a los participantes se les permitía dormir la siesta, los niveles de ambas hormonas regresaban a la normalidad.
Noradrenalina e interleucina-6: biomarcadores para la salud neuroendocrina e inmunitaria
Noradrenalina
¿Has notado cómo el cuerpo responde a una situación extremadamente estresante? Sentimos la sangre por todo el cuerpo, nuestro corazón empieza a latir más rápido y nuestra respiración se acelera. Esto se debe a que el Sistema Nervioso libera el químico noradrenalina que te prepara para responder ante una situación de estrés inmediato. Esta preparación se conoce como la respuesta de «lucha o huida».
La noradrenalina es una hormona y un neurotransmisor que junto con la adrenalina le da al cuerpo un empujón de energía a través de la liberación de glucosa en el torrente sanguíneo y el aumento del ritmo cardíaco y respiratorio para tener más oxígeno disponible para las células. Estas hormonas también aumentan el flujo sanguíneo hacia órganos importantes como el corazón, el cerebro y los músculos esqueléticos, donde más se necesitan en ese momento. Los niveles continuamente altos de noradrenalina se relacionan con hipertensión, dolores de cabeza, palpitaciones, ataques de ansiedad, depresión, diabetes y hasta temblores.
Interleucina-6 (IL 6)
Cuando nuestro cuerpo se está preparando para luchar contra cualquier infección, lesión o trauma, envía una señal al sistema inmunitario para liberar proteínas especiales llamadas citoquinas. La interleucina-6 (IL 6) es una de las citoquinas principales que activan la respuesta inmunitaria contra virus, infecciones, traumas y hasta cáncer. Los niveles bajos de IL 6 en el cuerpo sugieren una menor capacidad de enfrentarse a enfermedades.
Esta investigación nos ofrece esperanza de que una corta siesta no solo ayuda a restablecer la alerta sino que también podría restaurar los niveles de hormonas y proteínas directamente asociadas con el estrés neuroendocrino y el sistema inmunitario, logrando revertir el daño causado por la privación de sueño. Según Brice Faraut, uno de los autores del estudio, «dormir la siesta puede ser una forma de contrarrestar los efectos perjudiciales de las restricciones de sueño, ayudando al sistema inmunitario y neuroendocrino a recuperarse… los hallazgos respaldan el desarrollo de estrategias prácticas para intervenir en poblaciones con privación de sueño, como trabajadores nocturnos o que trabajan por turnos».
Referencias:
- Takahashi M, Arito H. Maintenance of alertness and performance by a brief nap after lunch under prior sleep deficit. Sleep. 2000;23: 813–819.
- Mednick S, Nakayama K, Stickgold R. Sleep-dependent learning: a nap is as good as a night. Nat Neurosci. 2003;6:697–698.
- Full Text of the study can be downloaded from here: http://hbpleaders.heart.org/resources/item/1/59
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