La vitamina C es conocida principalmente por su papel en el aumento de la inmunidad y la prevención del escorbuto. Funciona como un antioxidante en el cuerpo Y juega un papel importante en la producción de colágeno, proteína fibrosa que mantiene unido el tejido conectivo presente en músculos, ligamentos, tendones, huesos, vasos sanguíneos, piel y ojos.
La vitamina C beneficia su salud de varias maneras. Por supuesto, su papel en la reducción de la duración y la gravedad de la gripe es más conocido. Pero su cuerpo necesita y usa la vitamina C para muchas otras funciones además de estimular su inmunidad.
El desastre nuclear de Fukushima que sacudió a Japón en 2011 ha generado miedo y preocupación a nivel mundial. Todavía tenemos noticias de que la radiación sigue contaminando el ambiente y que incluso está llegando a costas estadounidenses y a los océanos de todo el mundo, así que parece que la crisis está lejos de terminar.
El tabaquismo es una de las principales causas del cáncer de pulmón, seguido de la exposición a asbesto y radón. Sin embargo, no muchas personas están conscientes de que el humo de combustible diésel también es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar esta forma mortal de cáncer.
La mayoría de nosotros lee las listas de ingredientes y las etiquetas en nuestros alimentos, ¿pero y qué pasa con los tratamientos faciales, labiales, cremas solares y champús? La mayoría de los cosméticos y productos de higiene personal que usas a diario contienen un montón de químicos asociados con una amplia variedad de riesgos de salud. ¿Te sorprende?
Esto podría ser uno de los temas más debatidos en oncología. Las dosis altas de vitamina C han sido estudiadas como tratamiento para el cáncer desde los años 70 pero esto siempre ha estado inmerso en controversias. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de Iowa (UI) publicado en Redox Biology puede aclarar por qué la eficacia de las dosis altas de vitamina C como terapia contra el cáncer ha mostrado resultados mixtos.
