El hongo melena de león es muy valorado en la medicina tradicional china, donde se le ha usado para tratar enfermedades del tracto digestivo como úlceras estomacales y duodenales. Estudios científicos recientes sugieren que ofrece increíbles beneficios para el cerebro y el sistema nervioso. Como núcleo de los beneficios neuroprotectores del hongo se encuentra su capacidad única de aumentar los niveles del factor de crecimiento nervioso (FCN) como descubrió por primera vez el Dr. Hirozaku Kawagishi de la Universidad Shizuoka en Japón[1].

El jiaogulan o Gynostemma pentaphyllum es una hierba poco conocida pero tiene grandes beneficios para la salud. El jiaogulan tiene más de 170 tipos diferentes de saponinas y supera a las demás hierbas por sus treme grandes propiedades para prevenir enfermedades. Las saponinas son compuestos químicos naturales que le dan a muchas hierbas, como el ginseng, su amplia variedad de características terapéuticas. El hecho es que se sabe que el jiaogulan contiene la mayor variedad de estos compuestos especiales en comparación con cualquier otra planta, ¡mientras que el ginseng solo contiene 28 tipos diferentes de saponinas!

La guanábana es una fruta del bosque pluvial, típica de los bosques tropicales del Sudeste de Asia, África, Centroamérica y Sudamérica. Es posible que conozcas la guanábana por otros nombres como graviola, catuche, soursop en inglés o lakshman phal en hindi. Durante siglos, este árbol ha sido atesorado por las poblaciones indígenas debido a su suculenta fruta y propiedades terapéuticas. Las diferentes partes del árbol de guanábana, como la fruta, las hojas, la corteza, las raíces y las semillas; han sido utilizadas tradicionalmente para tratar una impresionante variedad de dolencias como fiebre, artritis, reumatismo, diabetes, insomnio e infecciones por bacterias, parásitos y virus.

El yamabushitake o melena de león definitivamente no es la variedad típica de hongo con su pie y su sombrero. Este hongo tiene una apariencia característica con largas espinas blancas que se asemejan a la melena de un león. También se le conoce por otros nombres como barba de sátiro, hongo erizo, erizo barbudo, pom pom y en japonés se les conoce como yamabushitake (que significa literalmente «hongo del monje de la montaña»).

Nuestro sistema inmunitario está diseñado para proteger y sanar el cuerpo contra la mayoría de enfermedades, incluso el cáncer. El tratamiento convencional contra el cáncer, como la quimioterapia, usa fármacos tóxicos que colocan el blanco en células cancerosas que se dividen rápidamente. Sin embargo, hay células sanas que necesitan dividirse continuamente y también lo hacen a un ritmo muy rápido, como las células en nuestro sistema digestivo, inmunitario, reproductivo, circulatorio y en la médula ósea. Los fármacos de la quimioterapia no diferencian entre células cancerosas y células sanas, y las atacan a ambas por igual, y en el proceso hacen más daño que bien, promoviendo la inflamación y dando un golpe particularmente duro al sistema inmunitario. Irónicamente, la situación crea el escenario para que se den recaídas por el cáncer más adelante ya que genera las condiciones más favorables para que aparezca un nuevo cáncer.

Los radicales libres son unas desagradables moléculas tóxicas que dañan el ADN, proteínas, lípidos y otras moléculas biológicas esenciales. Se ha demostrado su influencia en el envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas degenerativas. ¿Pero esta es la única forma en que podemos ver a los radicales libres? Como descubriremos a continuación, el temor a los radicales libres puede ser una exageración. A pesar de que los radicales libres tienen una mala fama, la verdad es que son una parte crucial de la vida y en pequeñas cantidades cumplen un papel importante en muchas funciones biológicas.

Casi todas las personas estamos conscientes de la potente combinación de calcio y vitamina D para mantener huesos fuertes y sanos y prevenir la osteoporosis. Sin embargo, hay otros nutrientes que también son igual de relevantes y cumplen un papel igual de activo en la salud ósea.

Muchos factores subyacentes se juntan para aumentar tu riesgo de sufrir diabetes tipo 2, incluyendo predisposición genética y factores ambientales como ingesta de calorías, inactividad física y patrones poco sanos de sueño. En realidad, es un hecho bastante comprobado que la falta de ejercicio aumenta el riesgo de obesidad y diabetes, pero el avance de las investigaciones en este campo indica que la cantidad de tiempo que pasas sentado sin interrupción, sin importar tu régimen diario de ejercicio, puede aumentar potencialmente tu riesgo de sufrir de diabetes tipo 2.

El humo del tabaco está contaminado con más de 7.000 sustancias tóxicas como alquitrán, arsénico, nicotina y cianuro. Más de 60 de estos químicos son ingredientes cancerígenos.

La CoQ10 juega un papel importante en la generación de energía dentro de las células y es una coenzima que se encuentra prácticamente en todas las células del cuerpo. Las coenzimas son compuestos no proteicos que apoyan a las enzimas para facilitar importantes procesos bioquímicos en el cuerpo. También se la conoce como ubiquinona, debido al hecho de que este nutriente milagroso es omnipresente: está presente en todas partes del cuerpo.